La exploración del erotismo y la sensualidad está muy presente en mi faceta de desnudo artístico (incluso en mi exploración de la intimidad de las flores en mi fotografía macro) la exaltación de la feminidad y la plasmación de la reivindicación libre, sin prejuicios ni ataduras, sin miedo, sin culpas de esa parte inherente al ser humano que es la sexualidad y la aceptación del cuerpo como vehículo para experimentar y canalizar físicamente el amor, la atracción, las sensaciones, la expresión de las fantasías y los deseos…(empezando por uno mismo).
Somos inherentemente seres sexuados y eróticos (¿por qué si no la naturaleza, el universo o lo que sea nos ha creado como seres capaces de sentir los mayores placeres a través del cuerpo? si solo fuera para reproducirse no existiría todo este imaginario colectivo e individual…).
Me interesa y me atrae la expresión visual del erotismo (tanto a nivel personal como de búsqueda de un despertar de ese juego con el espectador de avivar una fantasía, una implicación, un continuar esa historia a través de su piel…) sin perder la elegancia (más como una sugerencia, una invitación) que como una manifestación demasiado obvia (hay una fina línea entre el erotismo y la pornografía -cuya función es claramente despertar una respuesta física-sexual, sin más, completamente válida, pero no es el objeto de mi dedicación artística-).
La sociedad, las tradiciones religiosas, las normas morales, etc, se han encargado de “censurar“, de “capar”, de tachar de “pecaminoso, abominable, sucio, pervertido…” todo lo relacionado con la desnudez (¡creo que no hay nada más natural que eso!) y con los deseos, las fantasías, el erotismo… Una manera de controlar esos “impulsos” o más bien esa cualidad que nos distingue del resto de los animales…
El erotismo se ha expresado desde hace mucho a través del arte clásico (pinturas, esculturas…) es una gran fuente de inspiración para mi trabajo de fotografía digital híbrida, en la que trato la fotografía con capas que le añaden trama, textura, color, gotas, arañazos, pelusas, oxidación…y un sinfín de texturas y procesados para añadirle un alma atemporal y pictórica muy en la línea de las pinturas clásicas, en subconsciente no existe tiempo…
Es curioso como hoy en día sigue existiendo esa doble moral que reprime, sirva de ejemplo que para poder compartir mis trabajos en redes sociales debo “autocensurar” ciertas partes del cuerpo (por si un pezón femenino se puede considerar “ofensivo”), se puede hacer una gran reflexión sobre esto.
Como decía Anäis Nin “El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía“